Traducción: Mario Domínguez Parra Dijo haberse dado con una pared o caído. Pero es posible que otra fuese la causa del hombro herido y vendado. Tras un movimiento un tanto brusco, para bajar de un anaquel algunas fotografías que quería ver de cerca, el vendaje se soltó y brotó algo de sangre. Volví a vendarle el hombro y en vendarlo tardé algo; porque no le dolía y me gustó ver la sangre. Parte de mi pasión aquella sangre era. Cuando se fue hallé en la silla, delante, un guiñapo ensangrentado de tela, guiñapo que parecía listo para la basura; y que me llevé a los labios, y que guardé durante horas – la sangre de la pasión sobre mis labios. [1919]
Potencia poética digna de Kavafis