Traducción: Mario Domínguez Parra
ARA
Nuestra sangre es del rojo del fuego.
Cuando los vástagos ascienden hacia las áureas cumbres
y el Otoño deposita sus presentes
ante las desnudas rodillas de la lluvia
los cactus pegan la oreja ante
los ignorantes pasos de Abel.
El alba prepara su occiso
y un sacrificio vespertino
rocía los parástades de occidente.
ΒΩΜΟΣ
Τό αἷμα μας εἶναι κόκκινο τῆς φωτιᾶς.
Ὅταν ἀνηφορίζουν τά γεννήματα γιά τίς χρυσές κορφές
καί ὁ Χινόπωρος ἀποθέτει τά δῶρα του
στά γυμνά γόνατα τῆς βροχῆς
οἱ κακτοι αὐτιάζονται
τά ἀνίδεα βήματα τοῦ Ἄβελ.
Ἡ αὐγή ἑτοιμάζει τό σφάγιο της
καί τίς παραστάδες τῆς δύσης ραντίζει
θυσία ἑσπερινή.
Bonito poema, que va más hayá de mis conocimientos, pero que dice, a mi parecer muchísimas cosas, con poquitas palabras. Ya saben lo breve, si bueno, doblemente bueno. Intuyo que es bueno y por tanto mis elogiosas bondades, a la inteligente brevedad del poema. Por supuesto al autor del mismo. Saludos.
Bonito poema, que va más hayá de mis conocimientos, pero que dice, a mi parecer muchísimas cosas, con poquitas palabras. Ya saben lo breve, si bueno, doblemente bueno. Intuyo que es bueno y por tanto mis elogiosas bondades, a la inteligente brevedad del poema. Por supuesto al autor del mismo. Saludos.